El nombre que se ha dado a la soja, proviene del vocablo
antiguo usado por los chinos: "sou", tal y como la denominaban antiguamente.
Cuenta la tradición que la soya fue descubierta por el
emperador chino Sheng-Nung hace más de tres milenios. Éste no sólo disponía de
grandes campos de cultivo sembrados con la leguminosa, sino que se dedicaba
activamente a estudiar y describir sus propiedades alimenticias y medicinales,
las cuales plasmó en el libro Materia Médica, del que se le considera autor.
La soja para los emperadores chinos era una de las cinco
semillas sagradas, junto con el arroz, el trigo, la cebada y el mijo.
Reconocían en la soja no sólo sus propiedades nutritivas, sino también sus
propiedades para prevenir enfermedades.
El cultivo de la soja
La soja pertenece a la familia de las leguminosas, como la
judía y el guisante y tantas especies vegetales de interés económico. Se forman
dentro de las vainas o legumbres, que es el fruto típico de esta familia de
plantas. Se trata de una planta anual que se cultiva durante la estación
cálida. La semilla de soja se recolecta cuando la vaina amarillea. Cada vaina
puede contener entre una y cuatro habas de pequeño tamaño y diferentes colores
según variedades: amarillas, marrones, verdes, negras o moteadas. La más
frecuente es amarilla y también la más apreciada, ya que es la que normalmente
se utiliza para obtener de ella el aceite.
Su adaptación a climas diversos y las pocas enfermedades que
le atacan son dos de sus características que la convierten en una forma de
cultivo muy rentable, aunque su mayor enemigo es la sequía. El factor principal
en su desarrollo en los países orientales fue la escasez de proteínas de alta
calidad para la alimentación. Para sus pobladores, la soja ha sido siempre un
vegetal sagrado, literalmente un regalo de los dioses, que, al igual que los
mejicanos con el maíz, aprendieron a preparar de muchas formas distintas.
De Oriente a Occidente
El cultivo del frijol de soja se centraba fundamentalmente
en el noroeste de China. Según la tradición fueron los monjes budistas quienes
la introdujeron en el Japón en el siglo VII de nuestra era, donde muy pronto se
convirtió en un cultivo popular. El comercio marino la popularizó en Oriente
llevándola como un precioso cargamento entre sus mercaderías en sus viajes.
La primera referencia Europea que se tiene de la soja se
remonta al siglo XVII. Son entonces los misioneros los que introducen las
primeras habas de soja para su cultivo, sin gran éxito al parecer. También los
marinos holandeses y portugueses la traen como novedad.
Grano o haba de soya |
Actualmente se cultiva en gran cantidad en toda Asia, EE.UU.
y Oeste de África. En Europa, se cultiva por vía de ensayo, con éxito. E.E.U.U.
produce la mitad de toda la producción mundial, pero a pesar de ello, el
consumo de soja es todavía muy bajo en los países de Occidente. En las últimas
décadas los investigadores están descubriendo cada vez mayor número de
propiedades curativas en este alimento. Esto ha hecho que ahora empiece a ser
más apreciada por la población occidental, aunque con tres mil años de retraso
respecto a la población oriental.
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